Quizás como fruto de la enorme velocidad a la que vivimos hoy en día, conectados en todo momento al trabajo, las noticias, las redes sociales e incluso a las conversaciones con todos y cada uno nuestros seres queridos.
Un ritmo frenético que está provocando que cada vez más personas estén interesándose por incorporar a su día a día técnicas de meditación capaces de abstraernos del mundo, rebajar nuestros niveles de estrés y aumentar nuestra tranquilidad interior.
Porque meditar, a pesar de lo que muchos creen, no tiene nada que ver con apuntarse a un centro, ponerse en manos de un gurú y dedicar una hora diaria al salir del trabajo. Ni mucho menos. De hecho, como vamos a ver en este artículo, es posible realizar pequeñas meditaciones a lo largo de la jornada laboral que, está demostrado, ayudan a rebajar nuestros niveles de estrés y aumentar nuestra productividad.
Para esto solo necesitamos cinco minutos. Incluso bastaría con alguno menos. Dependiendo de dónde trabajemos podremos hacerlo en nuestro escritorio o será necesario buscar un lugar al aire libre, un rellano o incluso un baño. Todo vale para resetear nuestros niveles de tensión.
En cuanto a la forma de hacerlo, si bien hay muchísimas maneras, la más sencilla y al alcance de todo el mundo bien podría ser la siguiente.
Pasos para realizar meditar durante la jornada laboral
-Establece un tiempo determinado y una alarma bajita que te libere de estar mirando el reloj para ver si completas los cinco minutos durante la meditación.
-Pon atención a tu postura. No hay una postura tipo. Escoge aquella en la que te sientas cómodo y coloca la barbilla mirando hacia adelante.
-Cierra los ojos o relaja la mirada. Las dos formas valen. En el caso de no cerrar los ojos miraremos a un punto fijo al frente rebajando al máximo la tensión de la mirada.
-Fíjate bien en la respiración y concéntrate en cómo entra el aire y cómo sale. Piensa en las sensaciones que este aire genera en tu interior mientras lo recorre, en cómo se hincha el pecho y el abdomen, además de cómo sale por la nariz.
Como ves, para relajar la mente y generar una situación propicia para el reseteo recargando fuerzas para lo que resta ni se necesita colocarse en posición de loto, ni cerrar los ojos, ni pensar en blanco. Algo que si bien puede ayudar a determinadas personas, no es condición sin equa non para conseguir los efectos deseados con la meditación.
La micromeditación, como la meditación, sobre todo necesita de predisposición, de ganas de llevarla a cabo y de convencerse de que la abstracción del mundo durante unos segundos es una manera probada de retomar la actividad con más fuerzas y niveles de estés mucho menores.
Esas son las razones por las que cada vez más grandes empresas están incorporando pequeños ‘breaks’ y salas de meditación en sus espacios de trabajo. Meditar en mitad de la jornada mejora la productividad y cada vez más profesionales lo saben.