El vínculo entre productividad y calidad es innegable. Mientras que la productividad guarda relación con la cantidad, la calidad la guarda con la cualidad entendida como la forma en la que se satisfacen las necesidades de aquellos a quienes va dirigido el producto o servicio.
En el actual contexto de competencia global donde los competidores están en todo el mundo, son muchos los que creen que el aumento de la productividad y el incremento de la calidad son dos patas básicas para asegurar la viabilidad de los proyectos empresariales.
Algunos expertos aseguran que ambos factores son necesarios para poder mantener el tipo ante una competencia mundial y clave para garantizar la rentabilidad del proyecto y no perder de vista las nuevas y cambiantes exigencias de los actuales consumidores.
En cuanto a la productividad, entendida como rendimiento, se suele decir que se es productivo cuando somos capaces de obtener el mayor número de productos a trabajar con unos recursos determinados durante un tiempo determinado. En este punto es importante subrayar que toda mejora encaminada a incrementar la productividad, tanto de las rutinas productivas, como del entorno, lo que incluye inversión en la mejora del producto o servicio o los salarios. Ya que todo esto influye tanto en la calidad del producto como en los tiempos de producción.
La calidad en el mercado actual
La calidad no es un concepto inmóvil. Esta varía en función de loas necesidades de los consumidores y de los estándares de los competidores. Aquellos que no apuestan decididamente por su mejora son los más débiles en un mercado de competencia global y donde los que deben escoger a quién comprar miran cada vez más los valores añadidos de unos respecto a los otros.
Todo esto nos lleva a la conclusión de que no se puede hablar de productividad sin hacerlo de calidad, de nuevas formas y hábitos de consumo, de competencia global y de transformación de los ambientes y las rutinas productivas, en tanto en cuanto todos están intrarelacionados.
Por eso afirmamos que la productividad es el vínculo entre la producción obtenida a través de un determinado sistema de producción y los recursos empleados para ello, cuando no el vínculo entre el resultado productivo y el tiempo y los recursos empleados en su obtención. Y es que a menor tiempo empleado para obtener un determinado producto o servicio, mayor es la productividad del sistema empleado.
Conseguir una alta productividad apostando durante todo el proceso productivo por la calidad es una forma de trabajar que requiere mucho esfuerzo prolongado en el tiempo, sobre todo cuando se quiere mantener en ese feroz entorno competitivo en el que nos encontramos y al que venimos haciendo referencia en todo el artículo.
En definitiva, se trata de poner toda la carne en el asador para ofrecer un producto o servicio mejor y/o a mejor precio que nuestros competidores globales para conseguir asentar nuestro proyecto y hacerlo crecer en el tiempo. Algo que resultará imposible sin una apuesta por un modelo de producción rentable.