Los grandes enemigos de la productividad

La productividad tiene muchos enemigos. Los hay más visibles y menos, pero todos amenazan el rendimiento laboral con consecuencias directas para la salud de la empresa.

Si bien no hay fórmula alguna que aplicándola consiga mejorar a golpe de barita mágica la productividad de un trabajador, partiendo de la base de que cada empleado tiene un perfil distintos y lo que a uno le funciona a otro no, lo cierto es que sí que existen mecanismos para mantener a raya las distracciones que amenazan la productividad. Algunas de las más conocidas son las listas de tareas, la organización del tiempo, la eliminación de focos de distracción en el entorno laboral o la introducción de rutinas productivas que atenúen el estrés de los trabajadores.

Tareas a las que es necesario unir algo tan fundamental como lo es llevar una vida ordenada a través de un buen descanso, una buena alimentación, la implementación en los quehaceres diarios de la práctica deportiva por muy leve que esta sea y, no menos importantes, contar con entornos personales y laborales que lejos de dificultar la productividad ayuden a mejorarla.

Los 5 enemigos de la productividad que toda empresa debe combatir

Elementos de distracción: Distintos informes sobre productividad laboral lo vienen advirtiendo desde hace tiempo. Las distracciones suponen un enorme gasto de energía que merma la capacidad productora de los empleados. Cualquier elemento que pueda provocar la interrupción de una tarea debe ser eliminado del entorno del empleado. Uno de los que más influye en esta era digital son los vinculados al entorno web y las aplicaciones móviles. Y es que está detectado que revisamos nuestros dispositivos inteligentes cada seis minutos de media, también durante el tiempo de trabajo.
Procrastinar: Posponer las obligaciones propias de tu empleo no solo supone un problema de entrega, sino también de estrés y ansiedad. Para evitarla puedes recurrir cursos de relajación o autopremios que te motiven a cerrar tareas diarias.
Correo electrónico: El mail es tan necesario como nocivo en el trabajo. Desactivar las notificaciones, fijar horarios de consulta, filtrar las bandejas de entrada o eliminar las suscripciones innecesarias te ayudarán a mejorar tu productividad.
Falta de organización: Contar con una agenda que nos marque los tiempos y establecer objetivos diarios es imprescindible para mejorar tu tasa de productividad. Aplicaciones como Wunderlist, Agenda de Google, Workflow y muchas otras nos pueden ayudar con recordatorios programados.
Ausencia de orden: Contar con una mesa de trabajo despejada es fundamental para poder desarrollar tu actividad laboral. Además del escritorio ordenado, debemos ser igual de prolijos en el uso de carpetas, archivadores y elementos de trabajo, tanto en línea como físicos.

Como ven, contar con los elementos necesarios para huir de la distracción y mejorar nuestros ratios de productividad solo necesitan de trabajadores decididos y, cómo no, de jefes dispuestos a poner todo lo que está en sus manos para convertir las zonas de trabajo en un lugar idóneo para que el tiempo dedicado a cada tarea sea el más efectivo posible. Cabe destacar que, gracias a herramientas de lo más avanzadas tecnológicamente como Efectivus, nunca ha sido tan fácil controlar la efectividad de los trabajadores durante la jornada laboral.